EL LECTOR
El lector es una película que toca, en muchos sentidos, los temas de la profunda fuerza transformadora de las palabras y del analfabetismo. Tal es así que parece apropiado que el origen de la película sea un libro de un lirismo sencillo pero emocionalmente devastador, —”una novela formalmente hermosa y perturbadora y, finalmente, moralmente devastadora,” según Los Angeles Times.
La película se aparta de la novela de Schlink, que se desarrolla cronológicamente en tres distintos segmentos, mientras que la versión cinematográfica de El Lector “salta en el tiempo”, en palabras de Hare, mediante una estructura que transporta al espectador al interior de la vida del personaje principal en varios momentos diferentes de su vida, durante la década de 1950, durante la década de los noventa y una vez más, al pasado. Hare es un dramaturgo y director de grandísimo talento que huye de la obediencia a la tradición y lucha por rebelarse en sus trabajos originales, de manera que planeó un enfoque excitante y novedoso de su adaptación sin recurrir a “las consabidas y monótonas voces en off” que a menudo acompañan a las narrativas en primera persona.
“Se han hecho 252 películas sobre el Holocausto,” dice el director Daldry, “y espero que se hagan por lo menos el doble más”. Pero El Lector es otra cosa y la llama “una pieza atípica” que sobrepasa las expectativas. Yendo a contracorriente de las historias de supervivientes previas, un personaje que aparece al final de la película, una superviviente de los campos, es representada como ejemplo de moral y fuerza intelectual y no como una víctima debilitada.
La historia comienza en la Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Volviendo del colegio, el adolescente Michael Berg (interpretado por Ralph Fiennes) se siente de pronto enfermo y Hanna, una desconocida que le dobla la edad, le ayuda a llegar a su casa. Una vez recuperado, Michael busca a Hanna (Kate Winslet) para darle las gracias. Comienza así un apasionado y secreto idilio entre ambos. Michael descubre que a Hanna le encanta que le lea y su relación física se hace más profunda. Sin embargo, pese a la intensidad de su relación, Hanna desaparece un día misteriosamente dejando a Michael confuso y desconsolado. Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael asiste a los juicios por los crímenes nazis y se queda atónito al encontrarse de nuevo con Hanna, esta vez, como acusada. A medida que se va revelando el pasado de la mujer, Michael descubre un profundo secreto que tendrá un gran impacto en la vida de ambos.











